Algunas preguntas que me vienen a la mente. Una reflexión sobre las profesiones, oficios, actividades y “trabajos” en general.

Cuando era pequeño me llevaban al colegio. Ya mas grande tomaba micro y luego metro para llegar (esto era en Santiago). Pasó el tiempo y vinimos a vivir a Temuco (sur de Chile). Aquí todo es mas cerca por lo que solo caminabamos al colegio. Terminado el colegio vino la siguiente etapa: el liceo (la secundaria). Nunca me cuestioné respecto si asistir o no, porque claro, todos lo hacen. Terminado el liceo, viene una Universidad. Aquí podemos decir que hay un punto de inflexión, porque eso si sabía: que “algunos” lograban entrar a la Universidad y otros no. Quienes entraban podían ser profesionales y de alguna manera se podían asegurar la vida (en términos económicos). Quienes no entraban tenían un futuro incierto que comenzaba ahí mismo… Sin pensarlo di la prueba de acceso a la Universidad (PAA, ahora PSU) para poder estudiar una carrera. A esa altura de mi vida la verdad es que no sabía que quería “hacer” (trabajar). Ni sabía bien en que era bueno. Lo que si tenía claro era lo que NO me gustaba. Entre lo que no me gustaba estaban: las letras, la biología, la historia… pero algo en lo que me iba bien era en las matemáticas. Entonces supuse que lo mio era la ingeniería. Aquí (en Chile) hay mucha variedad, pero en mi ciudad hay pocas. Para hacer el cuento corto, terminé estudiando una carrera de 6 años: Ingeniería Civil Industrial mención Informática. En ese entonces la informática no era lo que es hoy por lo que no sabía bien a que me había metido.

La verdad es que nunca me cuestioné muchas cosas respecto de estudiar, simplemente sabía que tenía que hacerlo. Hoy miro esta situación desde otra perspectiva: como Papá. Y veo que el ciclo se repite con mis hijos. Al verlo desde esta perspectiva me surgen varios cuestionamientos, pero sin numerarlos todos, quizás relevar un tema que hasta hoy es un tema para mi: ¿qué es lo que realmente me gusta hacer?. Creo que si este tema lo hubiese tenido claro de mas joven las cosas serían distintas. Es por ello que, tratando de adelantarme a los hechos me pregunto: ¿Qué será lo que le gustaría hacer a mis hijos cuando grandes? Y con esta pregunta no me refiero exactamente a que quisieran estudiar. Me refiero a que quisieran hacer en la vida. Mirando a mi alrededor puedo enumerar solo a modo de ejemplo algunas profesiones, oficios, en fin, “trabajos”: abogado, médico, veterinario, profesor, contador, arquitecto, psicologo, constructor civil, agrónomo, deportista (bicicleta, gimnasia, motocros, ski, skate, futbol, etc, etc), diseñador gráfico, programador, profesor, fotógrafo, carpintero, cantante, músico, pintor, actor, cineasta, bailarín, mecánico, ajedrecista, panadero, chofer, carabinero, piloto de FFAA, monja/sacerdote, bombero y un largo etc.

Me pregunto entonces: ¿Cómo es que cada uno de nosotros llegó a este punto (a elegir una profesión/oficio/actividad)? . Algo hubo en el camino que hizo que uno se inclinara por una opción, habiendo tantas opciones. Entre ellas claramente mencionar: la influencia de los padres, la zona geográfica (al igual que en la religión, seguramente nacer en India no es lo mismo que nacer en España y la probabilidad de ser Indú o Católico o que te guste el cricket o el fútbol es clara…), el círculo en que uno se mueve (léase barrio, colegio, actividades personales, amigos, etc), por nombrar algunas.

Me pregunto nuevamente: ¿Qué caminos les estamos mostrando a nuestros hijos?, ¿Seremos tan influyentes los padres como para modelar la actividad futura de nuestros hijos?, ¿Despreciamos la influencia que pueda tener la Televisión en las decisiones que tomen nuestros hijos?, ¿Despreciamos la influencia que puedan tener las amistades en las decisiones que tomen nuestros hijos?, ¿Qué otra cosa influirá en las decisiones que ellos tomen?. Haciendo una retrospectiva y siendo autocrítico, si visualizo como era yo cuando niño/joven/adolescente, estimo que no era muy autónomo en ciertas decisiones. Claramente seguía lo que mis padres me decían y también los patrones que observaba. No es bien visto salirse de la línea, por lo que supongo que uno tiende a “la normal” (la famosa campana).

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Otro ejemplo de lo mismo:

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Como bien saben (y está plasmado en este blog) hemos optado por no enviar a nuestros hijos (Monserrat de 8 y Josemaria de 7) al colegio. Fue, y es, una decisión complicada por distintas razones. En mi caso por un tema cultural, de tradición. Nos hemos movido desde el centro de la campana hacia uno de los costados. Hemos recibido críticas y también palabras de apoyo. Somos ignorantes en la materia (en lo que al homeschooling se refiere), no conozco casos cercanos o algún contacto directo como para responder nuestras dudas (legales, prácticas, etc.), hemos cuestionado nuestra propia decisión y persistimos en la idea. Con esto surge otra serie de preguntas: ¿Qué le estamos quitando a nuestros hijos al no enviarlos al colegio?, ¿Qué le podemos ofrecer a cambio?, ¿Qué pasa con la socialización?, ¿Qué ocurre con los horarios?, ¿Qué ocurre con seguir o no seguir una norma establecida?, Y si nos arrepentimos ¿será demasiado tarde?, ¿Qué pasa con la licencia de enseñanza básica/media?, ¿Repiten de curso?, ¿Es legal no enviar a los niños al colegio?, ¿Iré preso (a la cárcel) por esto?… Finalmente ¿Qué camino le estamos mostrando?. Claramente lo que estamos haciendo es con la mejor de las intenciones y en el fondo queremos la felicidad para los niños. Y la felicidad entendida como la realización máxima en lo que hagan en sus vidas. Si esa felicidad la encuentran pintando paredes, siendo médico, transportando gente, curando animales o simplemente cantando, pues bien, que así sea. El tema aquí es como llegar a ese punto. Por supuesto que aquí el concepto que entra es el de la motivación. ¿Qué los motiva/motivará?, ¿En qué espacio ellos se sienten/sentirán cómodos (realizados)?, ¿En que actividad (y con esto no necesariamente me refiero a una actividad remunerada) se sentirán plenos?, ¿Cómo descubrir sus talentos (“el elemento” diría Ken Robinson)?, ¿Cómo ir canalizando estos talentos?. Algo de esto en este interesante video:

Obviamente son muchas preguntas y no tenemos las respuestas “correctas” para tanto cuestionamiento. Ahora bien, tampoco creo que exista una única respuesta o una respuesta correcta o que alguien tenga “la varita mágica de la verdad” que me pueda resolver esta encrucijada. Si así fuera, el camino estaría claro.

Hacer un paralelo entre lo que me tocó vivir a mi cuando niño y lo que están viviendo mis niños quizás no sea justo de comparar. Son otros tiempos. Pero también creo que hay un tema en común que está presente independiente de la temporalidad.

Hoy, la tecnología, el internet, los aviones, las comunicaciones, las redes sociales, google, youtube (ya cada vez menos la TV), Wikipedia, etc… nos han cambiado la vida en distintos aspectos. A mi parecer, en el mundo actual estimo que las personas (hoy) necesitan saber/ser (o tener dominio) de:

  • las habilidades blandas (las mal llamadas blandas, cuando deberían ser las duras) o habilidades interpersonales. En concreto, para mi se traduciría en: ser sociable, saber trabajar en equipo, ser autónomo, ser proactivo, no tener miedo al presentar un tema ante una audiencia, ser crítico, ser autocrítico, ser ordenado (gestión del tiempo), saber reconocer entre lo urgente y lo importante… En fin. Quizás no es la mejor definición, pero quiero referirme a los temas mas asociados a la personalidad que en muchos casos se aprenden “por osmosis” y no los entrenamos, ni vemos, ni valoramos.
  • el inglés: hoy los autodidactas miran contenido fuera de las fronteras. Internet lo ha cambiado todo y youtube, los moocs, wikipedia, google y un largo etc tienen gran cantidad de material en este idioma. En conjunto con las habilidades blandas y las tecnologías de comunicación (ej: la videoconferencia) hacen que podamos relacionarnos con el mundo en tiempo real y para muchos casos el inglés es fundamental (ya no solo sirve leer un “inglés técnico”).
  • las matemáticas “para la vida”: Siempre me acuerdo de una historia que le pasó a mi tia María Ester haciendo una clase de cocina a niñas de su colegio. En una parte de la receta decía: 3/4 de taza de azúcar. Hubo un grupo que interpretó eso como 3 ó 4 tazas de azúcar. Claramente el resultado fue un caramelo incomible. Ser carpintero, cocinero, ciclista, pintor, etc nos exigirá tener un manejo de las matemáticas, ya sea para nuestro trabajo directo, vida diaria, así como también para las finanzas personales/empresariales. Estimo que son fundamentales. Claro, dependerá de lo que hagamos el nivel que requiramos. Una integral triple no se ocupa todos los días, pero por ejemplo: hacer una conversión de pesos chilenos a dólares, de dólares a quetzales (la moneda de Guatemala) o cualquier otra moneda exigirá que conozcamos bien de las operaciones matemáticas.
  • la informática (en el sentido amplio): Hoy día no hay profesión/oficio que se precie de tal sin el uso de la informática. El manejo de un computador “nivel usuario” ya no es suficiente. Usar un procesador de texto y una planilla de cálculo son tan básicos que lo que hay que manejar como mínimo es lo que pasa en el navegador y de ahí para arriba: comprar por internet, ver las finanzas personales/empresariales en los bancos en línea (y realizar las operaciones bancarias), auto-instruirse, mantener lazos afectivos/comerciales con personas que geográficamente están lejos (redes sociales), oficina “portátil” (correo, calendario, agenda, teléfono, videoconferencia), entretenimiento (juegos, películas, música), etc.

De lo que he vivido (ya tengo 38 años), estimo que los 4 puntos anteriores, en el mundo de hoy son fundamentales. Tristemente (para nosotros como padres siguiendo homeschooling) el escenario que tenemos a la hora de rendir los exámenes libres (que es la forma de ir “pasando de curso” para quienes siguen un sistema alternativo al colegio) es que para la edad que tienen los niños las exigencias son: lenguaje, matemáticas, ciencias e historia. Los exámenes libres son de acuerdo a la edad de los niños y por supuesto al curriculum educacional que rige la enseñanza en Chile. Aquí ya tenemos un fuerte cuestionamiento: ¿Dónde ponemos nuestros recursos (tiempo y dinero)?, ¿en que aprendan lo que nos exigen (mineduc) o lo que nosotros creemos que les será útil en su futuro?. No todo el mundo sigue el camino de la Universidad y no por ello son fracasados, o dicho de otro modo, no todos los que estudian en la Universidad son exitosos. Entonces, ¿Por qué hacerlos recorrer un camino que no me ofrece ninguna certeza?. Ok, aquí ya tenemos el camino A y el camino B. Padres (nosotros) elijan ¿Qué hacemos?, ¿Dónde invertimos nuestro tiempo y nuestro dinero?. Quizás para algunos responder esta pregunta es muy sencillo, para otros (como a nosotros) no lo es.

Ahora bien, en este “caminar”, ¿qué me gustaría que ocurriera?. Me gustaría que mis niños viajen, que viajen mucho y lejos, que conozcan otras culturas, que coman distintas comidas, que vivan en otros climas, que conozcan otros idiomas, que interactúen con gente distinta (que piensen distinto o que tengan un sistema de creencias distinto), que visiten zoológicos, que conozcan la selva, el calor extremo, el frio implacable, que cocinen su propia comida, que cultiven sus propios alimentos, que inventen nuevas combinaciones culinarias, que se pregunten cosas básicas (ej: ¿por qué crecen las plantas? , ¿de donde salen las nubes?, ¿para que sirve el pelo?, ¿por qué hay gente pobre?, ¿por qué brillan las estrella?, …), que descubran cosas, que inventen cosas, que mejoren procesos, que ayuden a alguien, que lo que hagan sea útil, que se rían mucho, que experimenten, que se arriesguen, que den el paso (aunque se equivoquen), … quizás, luego de todo esto, podamos encontrar “el elemento”.

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Hay tanto por hacer y siempre nos quejamos que no hay tiempo. Yo pienso que lo del tiempo es una escusa. Siempre hay tiempo y que todo tiene que ver con las prioridades. Si algo realmente es de tu interés, le darás prioridad y por tanto le darás tiempo. Entonces, tener claro lo que se quiere es clave (nuevamente, “el elemento”). Referenciando a Steve Jobs, que no es santo de mi devoción, pero que para esto dijo algo bastante acertado. Dijo (en el discurso de Stanford): “nuestro tiempo es limitado…” mejor les dejo el video para que lo vean:

A modo de ejercicio y relacionado con lo anterior planteo: si por un momento pensamos que el dinero no importa y que dejando ese factor (esa variable) de lado y nos enfocamos realmente en lo que nos gusta, realmente ¿que haríamos?. Alan Watts pone este tema de una forma brillante:

Para complementar lo anteriormente dicho hasta aquí les dejo otro video llamado
“Vida y Música” nuevamente de Alan Watts. Aquí Alan deja ver a modo de paralelo lo que pasa en el transcurso de nuestra vida enfocados en un objetivo final, un objetivo que está difusamente definido y que centramos nuestra atención en ello perdiéndonos de lo demás. Me encanta este corto:

Ahora bien ¿cuál es el punto con todo esto que he dicho hasta aquí? Son varias cosas, pero de fondo está principalmente el tema de la educación. Educación… concepto amplio y que a ratos creemos que solo los colegios son los encargados de “educar” a nuestros hijos, cuando la educación parte en casa, siendo los Padres los primeros responsables de esta. No me pierdo en confundir la educación con la memorización de conceptos y con la aplicación de pruebas estandarizadas que miden esto. Me refiero a la educación en un sentido mas amplio. Por tanto, los colegios (escuelas) aquí juegan un rol clave. Los colegios, a través de los profesores son los encargados de enseñar lo que dictan nuestras leyes (curriculum) y que como mencioné antes, es en donde nosotros no estamos muy alineados: entre lo que exige el sistema y lo que creemos necesario para el mundo de hoy. Esa diferencia es la que nos tiene en este punto.
Ojo, no estoy contra de los colegios ni de los profesores, estos últimos tienen una ardua tarea. Mas bien estoy en contra del mandato que le han dado a los colegios para poder pasar el curriculum.

En fin, dejo entonces estas reflexiones aquí con el ánimo de contar nuestra experiencia recorrida hasta aquí y también de escuchar distintas opiniones. Con altura de miras es bueno debatir de estos temas. Lo que está en juego es la educación de los niños y su futuro. Algo no menor y que bien vale la pena discutir.

 

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